Ana María Shua
– Puedo volar -dice la mujer. Se la ve grande y cansada. Fue bella.
– Puedo volar -dice la mujer. Se la ve grande y cansada. Fue bella.
La mañana del día en que Sara hubiera cumplido veinte años me despertó el llanto de Cornelia.
He oído que allá en el sur hay una gran rebelión.
Lo único que necesito para poder contar esta historia es que me crean cuando les digo que su protagonista se llama Juan Pablo Castel.
Era época de zafra y por eso ardía el cañaveral.
Yo no quería un celular. Ya le había dicho mil veces a mi hija que no.
Paolo sobre el piso cubierto de tierra de siena. Muerto.
Vas a buscar a Laurita a su trabajo, en chancletas y en una de las mil polos negras que tienes, y me dejas en tu casa frente al televisor…
Acaba de entrar Marcelo Salas. No viene solo. Lo acompañan dos viejujas. Buen cuero, mal relleno.
Hace mucho tiempo los humanos caminaban sobre piernas y brazos, exactamente igual que las demás criaturas